¡De nuevo con Vivaldi!
¡Tristeza!, muchas veces estoy a punto de rendirme ante tí, pero hoy no lo haré, a pesar de tener motivos para ello, no me rendiré.
Sobre mi mesa está nuevamente la partitura del Gloria de Vivaldi, esa gran obra que tanto disfruté hace ya varios años. Miles de recuerdos se agolpan en mi mente, son recuerdos maravillosos de aquellos tiempos en que los ensayo eran día de reunión con los amigos para hacer música, la ilusión con la que trabajábamos, la complicidad, el ambiente de trabajo era excelente, la paciencia y sabiduría de nuestro director, con todo eso y un gran trabajo por parte de todos y por qué no decirlo con mucho miedo escénico, conseguimos sacar adelante el proyecto muy dignamente.
Hoy con el mismo proyecto entre mis manos, volveré a interpretar El Gloria de Vivaldi. Sé que no será lo mismo, mis compañeros en este concierto son otros, son personas muy agradables, el director un cielo, mi preparación es muy superior y mi seguridad mayor, pero a pesar de todo nunca será lo mismo.
Partitura en mano comienzo a preparar el próximo ensayo, con las primeras notas el corazón se me acelera, mis ojos se arrasan y un nudo me oprime la garganta impidiéndome cantar.
Las cosas tienen un principio y un final, tengo que asumir que aquello terminó y que hoy empiezo de nuevo. Vivaldi me espera, no puedo por tanto empezar triste, no seria justo para el Gran Vivaldi, un comienzo triste nunca es bueno.
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